En resumen, sí, aunque hay algunas precauciones que debes tener en cuenta antes de quitarte la mascarilla. Pedí consejo a Ashish K. Jha, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown. Dice que hay cuatro preguntas que debes hacerte si quieres pasar tiempo en interiores con otras personas vacunadas, sin cubrebocas.
– ¿Estás vacunado?
– ¿Están vacunados todos los demás?
– ¿Cuál es el nivel de propagación en la comunidad?
– ¿Hay entre ustedes alguien con alto riesgo?
Incluso si todos los presentes están vacunados, hay que pensar en las dos últimas preguntas. La vacuna ofrece un 95 por ciento de protección (un cálculo basado en datos de ensayos clínicos estrictamente controlados, no en el mundo real). Pero también hay que pensar en las probabilidades de entrar en contacto con el virus. Un cinco por ciento de riesgo de infección cuando el virus está en pleno apogeo sigue siendo un riesgo importante.
“Si el riesgo de infección es muy alto, entonces el 95 por ciento no es lo suficientemente bajo mientras la cantidad de casos sea tan alta como lo son en Estados Unidos”, dijo Jha. “La gente debería llevar un cubrebocas incluso después de la vacunación. Con el tiempo, a medida que las cifras de infección descienden, digamos que se tiene un riesgo del cinco por ciento a partir de una base baja, entonces se vuelve mucho más seguro”.
La última pregunta —si hay alguien de alto riesgo en la reunión— también es importante. Incluso si una persona de alto riesgo está vacunada, hay que tomar precauciones adicionales cuando los recuentos de casos de virus son elevados en la comunidad. Y hay que tener en cuenta que la vacuna puede no ser un 95 por ciento eficaz en todas las personas: una persona mayor o alguien con un sistema inmunitario menos eficiente puede obtener menos protección de la vacuna que una persona joven y sana.
“Aunque haya sido vacunado, durante una pandemia arrasadora y con un panorama terrible, si visito a mis padres ancianos voy a ser cuidadoso; mi tolerancia al riesgo es baja”, dijo Jha. “Voy a tener un umbral diferente con mi padre de 82 años que con mi amigo de 47 años. A medida que la pandemia disminuya, creo que vamos a poder relajarnos más”.
Desafortunadamente, gran parte de los mensajes de salud pública en torno a la vacuna han consistido en recordar a la gente que debe seguir usando mascarillas, en lugar de recordarles también que, tras la vacunación y con las precauciones adecuadas, podremos socializar de forma segura con otras personas vacunadas, sin tener que usar una mascarilla. —Tara Parker-Pope